Have you ever done a personality test?

Puede que atropellarme no me cueste tanto como las demás cosas. Sin embargo, con el paso del tiempo he ido aprendiendo acerca de la vida y de mí misma y he comprendido que la experiencia es la primera parte de un proceso continuo y necesario de aprendizaje, porque precisamente las lecciones más importantes se asimilan (super)viviendo. Mediante una mera observación he logrado entender que las lamentaciones son producto de la memoria y que la vida siempre tiene derecho a sorprenderte. Que puedes tropezar pero nunca, nunca caerte, porque somos responsables de la gente que nos quiere. Que los días lluviosos me hacen reflexionar y que por eso estoy escribiendo esto en vez de entrar a clase de fundamentos. Que llevo una hora sentada en un banco del pasillo del aulario II viendo pasar a completos desconocidos, y viceversa. Que cada persona es un mundo, eso me encanta. Y el que la gente me conozca tan poco me divierte. Que no me gustan los prejuicios y que por ello trato de predicar con el ejemplo, porque pocas cosas me enervan más que la incoherencia. Que no sé si tengo más defectos que virtudes, pero que en cualquier caso, están bastante compensados. Que nunca fui buena en matemáticas y que los problemas deberían resolver sus enigmas por sí mismos. Que tengo demasiada vida interior y debería sacarle partido. Que a menudo sueño que corro tan veloz que me elevo, que floto, que vuelo, y que si dejara de correr, el aterrizaje me haría picadillo, pero no es que tenga vértigo a las alturas. Que ésto no es más que un símil de la vida y de mi vida. Que mi carencia de libertad me hace soñar con ella. Que soy una persona íntegra, con ansia de demostrar lo perfectamente capaz que soy de tomar mis propias decisiones. Que hace tiempo que planeo sublevarme contra el estricto régimen dictatorial del Reino de mi Casa. Que a menudo empleo léxico histórico para reflejar el lugar que ocupo en mi universo, pero que no es más que una simple actividad lúdica. Que mi más preciado tesoro es mi familia (y en esta categoría incluyo a mi dinastía, a mis amistades y a él). Que -hablando de todo un poco- un sujeto acaba de emprender una ardúa batalla contra la máquina dispensadora de snack's que se ha tragado los setenta y cinco céntimos de su almuerzo. Que no soy celosa, pero que no perdonaría una infidelidad. Que me priva la sensación de ''sentirme como en casa'' pero que hay lugares donde nunca me llegué a encontrar así. (Máquina 1 - 0 individuo X. El tipo se aleja con paso firme tras echarle la mirada del tigre al artilujio). Que no tengo ningún color favorito y que (por el momento) Quiéreme si te atreves es mi película predilecta. Que me gusta que me sorprendan para bien, pero que ésto no siempre sucede. Que me fascina tener mis secretos y no comprartirlos con nadie. Que quiero más pares de tacones en mi armario, pero que la vida está muy cara. Que soy simpática, empática y apática. Que tener hermanos está muy bien, pero tenerlas a ellas es una ofrenda divina. Que no soy muy romántica pero que mi vida es mejor desde que le conozco. Que añoro la gimnasía rítmica y que espero que a mis hijas les guste tanto como a mi. Que soy vulnerable, que estoy incompleta y que lo seguiré estando. Que las intenciones dan igual, que lo que cuentan son los resultados (o la falta de ellos). Que, merecidamente, mi padre es la persona que más admiro en el mundo. Que un clavo no saca otro clavo, eso son idioteces. Que la inspiración llega por ciencia infusa. Que cada vez son más frecuentes mis crisis de fe. Que lo correcto, si llegara a existir, es tantas veces aquello que más desconocemos. Que cuando hablamos a menudo es la pura inercia la que nos roba las palabras. Que podría prolongar ésto y que no tuviera fin, pero que acaba de salir Alberto Ortega de clase y me ha sonreído de lejos. Que me he acercado a él hasta ser testigo de lo apuesto que está con su camisa a cuadros rojos y blancos (jaja) y que cuando me ha preguntado que qué hacía he tenido que meditar mi respuesta: Escribiendo.